El Transgeneracional: las memorias de nuestros ancestros

 A lo largo de mi vida, desde muy pequeña, me sentí sobrepasada en numerosas situaciones por emociones que no reconocía como propias o acordes a mi experiencia vital. Palabras de mi subconsciente que afloraban, hablando y hablándome de cosas que no había vivido, pero que de algún modo reconocía como encarnadas en mi propio ser. Sensaciones, sentimientos, proyecciones que, a pesar de no lograr enlazarse con ninguna vivencia real o recordada, se manifestaban en mí, se hacían carne y me hacían hundirme en las profundidades de mi ser. 

Con el correr del tiempo y la necesidad de conocerme y reconocerme en esos vaivenes existenciales, empecé a indagar, a buscar, a necesitar respuestas a las punzantes preguntas que me clavaban los colmillos en partes tan intangibles como dolorosas. 

"¿Qué es eso que tanto buscas?" me preguntaron alguna vez... más de una. Quizás lo que buscamos todos, aun sin saberlo: sentido. Sentido a esta vida, a este estar en un lugar que nos somete y nos traiciona, que nos obliga al sacrificio y nos eleva, por breves y minúsculos instantes, a estados de iluminación suprema y maravillosa. 

Debe haber algo más, sé que lo hay. 

Algo he podido vislumbrar a través de las enseñanzas de grandes seres humanos, como Bert Hellinger, o Joan Garriga (a quien tuve el placer de conocer en persona hace algunos años). 

El transgeneracional es esa herencia que recibimos de generaciones anteriores a la propia, almacenada en el inconsciente familiar, y de este modo heredamos, no solo rasgos físicos (como el color de ojos o de piel), sino también emociones, creencias, hábitos y conductas que, en algún momento de la historia de nuestros antepasados, se generaron como respuesta a alguna experiencia vital. 

En medio de esas búsquedas de sentido y de respuestas escribí esta poesía, que hace algunos meses recibió una mención en las XIX Jornadas de Arte y Política organizadas por la UCSE. 

La comparto con ustedes: 


HERENCIA

Yo no sé quién soy debajo

de este manto clandestino

que de a poco se fue tejiendo

en la historia de mi vida,

en la historia de mis muertos.

 

Yo no sé quién soy

                              desentramada

de la trama que me ata … y me sujeta

que me asfixia … y me contiene.

 

Ancestrada y dolorida

por las luchas que, enterradas,

brotan por los poros de mi alma

negándose a morir.

 

Yo no sé quién soy

si acaso alguna vez me encontrara sola,

desenmarañada,

sin esos pedazos de otros

que también soy yo.

 

Es que aun cuando no pueda verlos

los reconozco vagamente

en los ojos turbios que me miran

desde aquel lado del espejo,

pidiendo un poco de otro cuerpo

para no tener que morir

cuando llegue la muerte.

 

Ya vendrán esos tiempos para mí

en los que arrebatada de mi carne y de mi sangre

 

deambule

 

buscando nuevos y mejores ojos

para poder seguir viviendo.

Gracias por leerme 💕

Mónica      


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